lunes, 19 de mayo de 2008

Tenir 16 anys

Primer amor, Iván Turguéniev (1818-1883)

- ¿Por qué lo hace? –preguntó Lushin.
- ¿Y qué me puede ocurrir?
- ¿Qué le puede ocurrir? Pues que pille un resfriado y se muera.
- ¿En serio? ¿Es posible? Bueno, pues tal día hizo un año.
- ¿Así de sencillo? – rezongó el doctor.
La madre se retiró.
- Así de sencillo –repitió Zinaida-. ¿Tan divertida le parece la vida? Mire usted a su alrededor. ¿Qué tal? ¿Le parece bien? ¿O se ha creído que yo no lo entiendo, que no lo noto? Para mí es un placer beber agua con hielo y usted pretende convencerme con toda seriedad que una vida como ésta merece que no se la arriesgue por un instante de placer… sin hablar ya de felicidad.






Pero yo no pensaba en nada ni en nadie determinado. No paraba de hacer cábalas y buscaba lugares solitarios. Les había tomado singular afecto a las ruinas del invernadero. Encaramado en lo alto del muro, allí estaba sentado, como jovenzuelo desdichado, solo y triste, dándome pena de mí mismo. Pero ¡qué placer encontraba en aquellas dolorosas abstracciones, cómo me embriagaba con ellas!

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