Érase una vez una oveja que todas las mañanas, al amanecer, comía un poco de hierba. Luego, enseñaba a hablar a sus hijos hasta el mediodía. Por las tardes, hacía un poco de gimnasia. Después, volvía a comer hierba. Al anochecer, charlaba un rato con la señora Buitráguez. Y por las noches, se quedaba plácida y profundamente dormida.
Un día le preguntaron, qué haría si tuviera más tiempo. Ella contestó:
Al amanecer comería un poco de hierba, hablaría con los niños, por ejemplo... ¡al mediodía! Después, haría un poco de gimnasia, comería al anochecer, me gustaría charlar un rato con la señora Buitráguez. Y lo más importante de todo: por las noches dormiría plácida y profundamente.
¿Y si le tocara la lotería?
Pues,... comería mucha hierba... preferiblemente , al amanecer. Hablaría largo y tendido con los niños. Después, haría un poco de gimnasia ... por la tarde. Volvería a comer hierba y, al anochecer, me gustaría poder charlar con la señora Buitráguez. Por la noche, muerta de cansancio, caería en un sueño muy, muy profundo... ¡y plácido también, por supuesto!