Los buriatos viven el presente, día a día, sin planificar ni lamentarse. Este último es un rasgo curioso: raramente se quejan de nada, ni de los rigores del clima ni del comportamiento de las personas. No tienen costumbre de juzgar a los demás, los aceptan como son. Tampoco dan excusas ni las esperan. Presuponen que si no has hecho algo que debías hacer, es porque no pudiste; y si hiciste algo que no debías, fue sin mala intención.
No hay comentarios:
Publicar un comentario